martes, 10 de junio de 2014

Parte III




Won Shik entró en la cafetería donde ya empezaba a llegar más clientes también. Caminó directo hacia su mesa; se sentó y quito con delicadeza una pequeña notita que la más joven de las meseras había puesto ahí para indicar que esa mesa ya estaba apartada.
---Hola, ¿Qué vas a tomar el día de hoy? – Dijo una chica de rostro inocente, su cabellos castaño y ondulado, le llegaba hasta los muslos, dándole un aspecto aún más infantil.
---Hola, lo de siempre. – Indicó el muchacho con desgano. La muchacha se dio la vuelta para traer el pedido, pero Ravi la llamó haciendo que volteara. – Ahh, y gracias por apartarme el lugar. – Dijo él con coquetería. No es como si la idea le encantara, pero si con un par de palabras amables y unas cuantas sonrisas lograba conservar ese lugar privilegiado entonces lo haría.
---No tienes nada que agradecerme. – Contestó la chica al mismo tiempo en que se sonrojaba.
El muchacho se acomodó en su asiento y se dispuso a esperar. Aún era temprano, pero ya podía ver a través de la blanca cortina a alguien moviéndose, bailando, en la academia de danza al otro lado de la calle.
Esas visitas se habían convertido en una rutina para él. Nadie lo entendía, ni él mismo la hacía y sin embargo llevaba dos semanas viajando más de media hora sólo para verla. Su nombre se repetía una y mil veces en su cabeza, su rostro, su sonrisa. Desde aquella noche en que la vio por primera vez, a la luz de la luna, sonriendo, sonriéndole a él.
Estaba exponiéndose demasiado, lo sabía y aun así no hacía nada para evitarlo. Simplemente se dejaba llevar. Melody, la chica a la cual habían ordenado matar, se había instalado en sus pensamientos, como un cruel juego del destino.
La mesera llevó el americano grande hasta su mesa, le sonrió y se retiró. El chico le agradeció y comenzó a consumir la bebida con pequeños sorbos. Se dispuso a esperar.
Pasó alrededor de veinte minutos cuando vio a la chica salir y abrir la puerta. Poco tiempo después, comenzaron a llegar las madres con sus niños pequeños, a esa hora, erala clase de baile para niños de cinco y seis años. Ravi sonrió para sí, al darse cuenta que incluso se había aprendido los horarios de Melody y su estudio.
La chica recibía a los pequeños y les indicaba que comenzaran a estirar y calentar, una muchacha de unos dieciocho años llegó poco después, su asistente. Abrieron la cortina, dejando al descubierto el enorme cristal que daba hacia la calle, permitiéndole a Won Sik darse cuenta de todo lo que sucedía dentro de esa aula. Melody y su asistente comenzaron con la clase de baile, dando indicaciones para que los niños las siguieran.
Les hablaban dulcemente y amablemente les decían la manera correcta de realizar los pasos, los niños reian y se divertían. Pese a todo, estaban realizando un buen trabajo. Al final de la clase, quince niños se habían aprendido el inicio de una nueva coreografía y la ejecutaban con sincronía casi perfecta.
Ravi estaba hipnotizado viendo la clase que se llevaba a cabo al otro lado de la calle cuando sintió su teléfono vibrar dentro del bolsillo de su saco. Lo sacó y al ver el número del llamante contestó de mala gana.
---El jefe quiere verte en su oficina ahora, cariño. – Se escuchó la melosa voz de Sheyli a través del auricular. Ravi colgó el teléfono, dejó el pago por el café sobre la mesa y salió de la cafetería antes la mirada atónita y un tanto decepcionada de su camarera.
Se subió en su auto y condujo a su destino. No les sorprendió la llamada, en lo más mínimo. Sabía que eso tarde o temprano sucedería. Le habían encomendado deshacerse de Melody, la chica seguía respirando y eso le traería consecuencias. Won Sik no tenía un plan en mente, pero sabía que lo más importante en esos momentos era ganar algo de tiempo. Aún no sabía cómo lo haría, sólo una idea estaba en su mente, protegería a Melody de todo.
Aunque eso implicará grandes consecuencias para él, aunque ella ni siquiera supiera y tal vez nunca llegara a conocer su existencia ni todo lo que estaba haciendo por ella, aunque ni él mismo pudiera explicarse porque lo estaba haciendo. Simplemente sentía, muy dentro de él, esa inexplicable necesidad de proteger a la chica cuya sonrisa lo había cautivado.
Era una locura, lo sabía, y sin embargo no podía hacer nada para volver atrás. Aquella noche en que Melody le había sonreído, mirándolo a los ojos, alejo de él cualquier intensión que tuviera de matarla, aun si fuera para cumplir su promesa, se dio cuenta que jamás podría dañarla, porque, como un idiota, se había enamorado de ella.
No supo en que momento sucedió, lo que comenzó por simple atracción pronto se convirtió en algo más. Cada día se miraba al espejo y se mentía a sí mismo diciendo que sólo la seguía para cumplir con su trabajo. Hasta que un día por fin aceptó lo que su subconsciente desde aquella noche estaba diciéndole. Se había enamorado de la chica que tenía que asesinar.
Y cuando así lo aceptó un gran deseo de estar junto a ella lo invadió. De escuchar su voz, de que le hablara, de que lo mirara, que notara que él estaba ahí, amándola en secreto. Quería que ella correspondiera sus sentimientos, quería huir con ella a algún lugar en el fin del mundo donde nadie jamás pudiera interferir con sus felicidad. Pero eso no pasaría y sólo quedaba en sueños inalcanzables que jamás sería capaz de cumplir. Porque él era un asesino. Y como tal no tenía derecho a la felicidad. Porque sin importar los motivos que lo empujaron a convertirse en eso que detestaba, era parte de él, su pasado, sus errores, ahora eran parte de él. Entonces tomó una decisión, si no podría estar junto a Melody al menos haría hasta lo imposible para verificar que estuviera a salvo. Aún si eso implicaba perder la vida propia en el intento.
Ravi estacionó la motocicleta y entró en el elegante edificio. Paso frente a los dos imponentes guardias que resguardaban la entrada, subió las escaleras y pasó enfrente de Sheyli ignorando sus coqueteos por completo. Entonces entró en la oficina de su jefe, sin aviso. Pese a eso el hombre detrás del escritorio veía directo a la puerta, como si lo estuviera esperando. Sonrió al ver a Ravi cruzar el umbral y cerrar la puerta tras de sí.
---Siéntate Ravi. – Dijo su jefe con tono apacible.
---Me quedaré así ¿Por qué me llamaste?
---Creo que ya debes sospecharlo ¿No? Quiero saber si ya cumpliste con la misión que te encomendé.
---¿Y que si no lo he hecho? – Respondió Won Sik con tono áspero. El hombre se hecho a reír.
---¿Por qué siempre insistes el complicarlo todo? Entonces debo interpretarlo como que no has hehco tu trabajo ¿Cierto?
---¿Por qué quiere deshacerse de ella? – Preguntó el muchacho mirándolo directamente a los ojos, intentando descubrir si cualquiera de las cosas que contestara era mentira o no. El hombre lo miró sorprendido, suspiró y volvió a su sonrisa habitual.
---¿Es relevante acaso?
---Si voy a hacerlo, debo conocer al menos la razón. – El jefe se quedó un momento pensando y al fin dijo.
---Bien, te lo dirá. Esa chica… Melody estaba viniendo a mi casa para darles clases de baile a Samantha, ella estaba tan emocionada porque podría hacer realidad sus sueño y entrar a la academia de baile más importante en Nueva York. Entonces un día, Melody le dijo a Samantha que no tenía talento y que dejara de intentarlo porque jamás podría convertirse en bailarina profesional.  - Ravi se quedó esperando a que el hombre terminará su historia, después de algunos segundos de esperar se dio cuenta que eso no iba a suceder.
----¿Entonces me pediste asesinar a esa chica porque le dijo a tu hija que no tenía talento? – El hombre comenzó a reír, se levantó de su silla y se sirvió un wiski, camino hacia la ventana.
---Por Dios no, todos sabemos que Samantha no tiene el más mínimo talento al bailar, esa niña nació con dos pies izquierdos.
---Entonces…no entiendo. – Contestó Ravi sumamente confundido.
---¿Sabes? Esa chica tiene algo que me atrae mucho, bueno tú la has visto, es una belleza. No es secreto para nadie que soy un amante empedernido. Me fue imposible no caer en sus encantos, pero ella simplemente me rechazó. Le propuse matrimonio y ella simplemente se negó. Incluso interpuso una orden de restricción en mi contra. Oh rompió mi corazón en mil pedazos.
---Esto es ridículo. – Contestó el chico
---Sé que es difícil que lo entiendas, eres joven. Esa chica desprecio mis sentimientos y un crimen como ese, se paga con la muerte, muchacho. – Ravi entrecerró los ojos, intentando descubrir si acaso se trataba de una mala broma. –Bueno ahora que lo sabes, espero puedas cumplir con tu trabajo. Ah y sólo te recuerdo y en caso de que quieras negarte, tampoco tendría ninguna razón para mantenerte a ti o a tu padre con vida. – Sonrió de lado. Ravi comprendió que por el momento lo mejor era seguir la corriente y mentir.
---Si voy a hacerlo necesitaré tiempo. Como bien lo dijiste la chica es reconocida, y si la mato solo así comenzaran las investigaciones, sabrán que trabajaba en tu casa y que no terminaron en muy buenos términos y con una orden de restricción en tu contra serás el principal sospechoso. Y comenzarán a investigarte, no creo que eso te convenga, o a tu empresa. Necesitaré tiempo, saber sus horarios, si tiene alguna enfermedad y entonces comenzar a aplanear todo con tal de que parezca una muerte natural y así evitar a los fastidiosos detectives.
---Me gusta como piensas chico ¿Cuánto tiempo necesitas?
---Tres meses serán suficientes.
---Eso es mucho tiempo.
---O puedo hacerlo a la manera tradicional, un disparo y todo se acaba. Aunque como ya te dije, te estarías arriesgando a las investigaciones, la verdad a mí me da igual, en todo caso yo ya estaré lejos de aquí cuando los detectives vengan y descubran tus bodegas repletas de droga.
---Está bien, lo haremos a tu manera.
---Bien – Respondió Won Sik tratando de parecer frio mientras por dentro saltaba de alegría. Tenía tres meses de plazo para intentar salvar a Melody. No tenía la menor idea de cómo lo haría, pero ahora, el tiempo era un aliado.
---Sólo hay una asunto más que atender. Estos tres meses seguirás trabajando en mi compañía y por lo tanto también debes cumplir con misiones.
---No, habíamos acordado un número de misiones.
---Estás olvidando algo importante, tienes un plazo especifico de tiempo para cumplir con las misiones.
---EL plazo aun no vence.
---Pero lo hará en una semana. Ahora, sumando los tres meses que pediste de plazo extra, serás sólo un empleado más. Sin beneficios, tendrás que cumplir con el número de misiones que los demás. A menos claro, que quieras romper el acuerdo. – Ravi comenzó a reir sin gana - ¿Qué es tan gracioso?
---Fui un idiota al pensar que sería tan fácil, al pensar que no te aprovecharías de esto. – Contestó el joven.
---Negocios son negocios. – Respondió el hombre sonriendo. – Me agradas chico y lo sabes, pero eso no significa que te daré alguna clase de trato especial.
---Háganos esto, cumpliré con 10 misiones más pero a cambio dejarás que la chica viva.
---Suena tentador, pero me temo que tendré que rechazar la oferta. La verdad del porque te asigne este caso a ti específicamente es porque quiero que seas tu quien se encargue de ella. Si decides no cumplir con esa misión entonces estarás aquí hasta que ella deje de respirar.
---Está bien, sólo dame tres meses. Necesito buscar la manera en que su muerte sea lo menos sospechosa. – Después de decir esto, Won Sik se levantó dispuesto a irse.
---Sherly irá a tu casa mañana a dejarte los documentos de tu próxima misión. Un gusto poder hacer tratos contigo muchacho.
El muchacho ni siquiera volteó a verlo y salió dando un portazo. Se disponía a salir del edificio cuando escuchó una voz familiar llamándolo.
---¿Won Sik? – La chica se acercó hasta él y lo abrazó.
---Gain ¿Qué haces aquí? Se suponía que estabas en una misión.
---Estaba, del verbo ya terminé. – Contestó la joven sonriéndole. – Te extrañé tanto. – Volvió a abrazarlo. - ¿Tienes tiempo para hablar con una vieja amiga?
---Siempre tendré tiempo para ti. – Contestó Ravi con una radiante sonrisa. – Pero aquí no, Vayamos a otro lugar. – La muchacha asintió.
Won Sik conducía el automóvil a una velocidad excesiva, y a la vez con un dominio que pocos lograrías. Gain en el asiento del copiloto hablaba animadamente. Condujo hasta la cafetería enfrente a la academia de Melody. Era peligroso  y lo sabía, pero no quería desperdiciar ninguna oportunidad para poder verla.
Una vez que llegaron, entraron en el establecimiento. Su mesera de todos los días, se emocionó al verlo entrar por segunda vez en el día, pero sus ilusiones se fueron al ver a la despampanante chica que lo acompañaba. Gain era muy bella y con un cuerpo bien proporcionado que se acentuaba con su sexy forma de vestir. Pese a eso, Ravi sólo podía verla como una hermana mayor.
Ella fue la única que lo ayudó cuando acababa de entrar en el negocio. Lo ayudó a lidiar con sus culpas y le dio útiles consejos para hacer las cosas más fáciles para él. Era la única persona que realmente le importaba en el mundo, al menos antes de conocer a Melody. Gain pertenecía a una clase superior de cazadores, se encargaba de conseguir el dinero. Usaba su belleza para seducir a hombres ricos y poderosos que una vez que la asignaban como su heredera universal, los asesinaba. A diferencia de Ravi, ella había llegado ahí buscando venganza y hacia su trabajo como una especie de desahogo. Él le había propuesto en más de una ocasión que en cuanto terminará con el número de misiones, ambos huyeran. Quería alejarla de ese ambiente tan nocivo, pero ella se había negado una y mil veces. Su trabajo era lo único que le quedaba, las esperanzas que mantenían a Won Sik con intenciones de salir de ese lugar para siempre, de alejarse; se habían extinguido para ella hacía mucho tiempo.
Ambos ordenaron un café y algo de comer.
---Creí que ya no te encontraría. – Dijo Gain cuando la mesera se hubo alejado lo suficiente como para no escuchar su conversación. – Cuando me fui sólo te faltaban siete y pensé que una vez que hubiera acabado y regresado tú ya estarías en alguna isla lejos de aquí.
---Estaba a punto de terminar… algo pasó. – Dijo el muchacho con la vista baja.
---¿Qué fue lo que sucedió? – Preguntó su amiga
---Ese maldito, dejó la misión más difícil para el final. Sabía que tardaría más y entonces podría retenerme aquí.
---¿Misión difícil? Acaso es un político, valla que son difíciles. Tienen toda esa seguridad a su alrededor y si desaparecen las investigaciones nos ponen en peligro. Todo un lio.
---No, no es un político.
---¿Entonces…? – Gain no tuvo la necesidad de terminar su pregunta. Ravi levantó la vista y miró hacia el estudio de baile. Melody seguía ahí, ahora estaba practicando con niños de unos doce años de edad. – No… ¿Es ella? – Preguntó su amiga siguiendo la mirada de Wonsik.
---Si – Dijo con un suspiro
---No entiendo… ¿No se supone que en tu contrato dice que no puedes hacerte cargo de mujeres o menores de 18?
---Sí, se suponía. Pero me amenazó con que si no lo hacía… daría por terminado nuestro acuerdo.
---Qué hijo de puta. – Exclamó la chica molesta atrayendo la atención de varias personas a su alrededor. - ¿Qué piensas hacer?
---No sé, por ahora pedí tres meses extras para cumplir la misión. A cambio tengo que hacerme cargo de otros casos.
---¿Won Sik? – Dijo Gain tomando las manos del chico. - ¿Vas a hacerlo de verdad?
---No tengo opción.
---¿Entonces porque esperar? Si ya estás dispuesto a hacerlo, entonces ve ahora mismo y rómpele el cuello. – Ravi volteó a ver horrorizado a su acompañante.
---¿Cómo puedes decir algo así?
---No será la primera vez, pero podría ser la última, Won Sik.
---¿Cómo puedes ser tan fria? ¿Cómo puedes hablar asi de una vida humana? Ahora que lo pienso, jamás has mostrado el más mínimo atisbo de remordimiento.
---¿Por qué habría de sentir remordimiento o pena por ellos? Si nos encargaron matarlos es porque hicieron algo mal. No puedo sentirme mal por acabar con la vida de un empresario viejo, corrupto, lujurioso, avaro, violento o tirano. Y no puedes sentirte mal por terminar con la existencia de un drogadicto o de un vendedor. Todas esas personas ya están destinadas a morir, nosotros solo somos el instrumento. Te lo dije cuando llegaste aquí, ellos son la basura de este mundo, y nosotros somos los encargados de deshacernos de ellos, porque sabes que si no están aquí, todo es mejor. Nadie les llorará porque sólo causaron dolor a su alrededor, asi que qué más da. – La chica hablaba con calma y serenidad, a Ravi siempre le había atemorizado, pero a la vez envidiaba el que ella pudiera ser tan fría. – Y la chica de ahí enfrente es igual, piensa que si te han encargado deshacerte de ella es porque algo malo ha hecho.
---No ha hecho nada malo. Si la han mandado asesinar es porque rechazó al jefe. No puedo matar a alguien como ella, es inocente. No tenia ningún problema con las otras misiones, porque siempre los veía como me lo dijiste, simple basura, a algunos incluso les hice un favor. Pero ella… simplemente no puedo.
---Dime la verdad ¿Tú no pediste más tiempo para hacerlo, cierto? Pediste más tiempo para buscar la forma de evitarlo.
---No importa que suceda, no puedo asesinarla. Es una injusticia, no podría continuar viviendo asi.
---Tampoco la estas salvando porque sea una injusticia, Won Sik. Te conozco bien, te has enamorado de ella. – No era un pregunta, sino una afirmación. El chico no contestó y simplemente se quedó observando por la ventana, viendo con atención cada movimiento que Melody hacía. – No, no puedes hacer esto. Hey Won Sik mírame. – Tomó su barbilla para obligarlo a mirarla a los ojos. – Una vez que te enamoras, todo será dolor. Tienes que dejar estos estúpidos sentimientos. Sino cumples con la misión matarán a tu padre, y a ti. ¿Crees que la vida de alguien que ni siquiera conoces lo vale?
---Encontraré una manera. Lograré que ella viva y al mismo tiempo cumplir con mi promesa. No sé cómo lo haré pero funcionará. Tal vez pueda llegar a un acuerdo, o quizá pueda esconderla en algún lugar y fingir que la maté.
---No, no funcionará. No puedes engañarlo, sabrá que no cumpliste con la misión y te asesinara. Además crees que no te está vigilando. – Señaló con la cabeza a un chico de unos dieciséis años, sentado en una mesa alejada y que los miraba con atención. Al sentir las miradas, se tapó el rostro con el menú, fingiendo estar leyendo. – Ya sabes cómo es obstinado el jefe. Si él quiere ver a esa chica bajo tierra, lo hará. Y no le importará si eres tú o alguien más quien lo haga. Es un caso perdido, estás arriesgándote demasiado por nada.
---Lo lograré Gain, aún si tú ni nadie creen en mí.
---Cariño, lo digo como tu amiga. Te quiero demasiado como para perderte, no lo soportaría. Y menos por algo que no vale la pena, Won Sik, esa chica está condenada, morirá hagas lo que hagas, tal vez incluso en estos momentos ya mando a alguien para encargarse. Te estoy pidiendo que por favor salves tu vida. Por mí, por la promesa que le hiciste a tu madre, por tu padre. Por favor, hazme caso.
---Es algo que tengo que hacer. – Dijo con un tono de voz baja. Volteó hacia la ventana y se asustó al no ver a Melody en el lugar en donde segundos antes la había visto. Rastreó con la mirada el salón hasta por fin localizarla al fondo, ayudando a una pequeña con un paso. Suspiró aliviado.
Entonces sucedió, un chico entró en el aula corriendo. Traía puesto pantalón y camisa de tirantes negra y un cubre bocas negro también. No era tan alto, pero era musculoso. Se acercó a Melody y la cargo sobre su hombro antes la mirada sorprendida de los chicos.
Las palabras de Gain retumbaban en la mente de Ravi “esa chica está condenada, morirá hagas lo que hagas, tal vez incluso en estos momentos ya mando a alguien para encargarse” Sin pensarlo dos veces, se levantó y salió corriendo.
La desesperación se apoderó de él, corría tan rápido como sus piernas le permitían. Atravesó la calle hasta entrar en la academia, y comenzó a buscarla dentro de los salones de práctica, donde los estudiantes lo veían sorprendidos. No la vio, no la encontró, tuvo miedo. Miedo de perderla, aunque ella no le perteneciera, aunque sus vidas estuvieran diseñadas especialmente para no poder estar juntos jamás.
Comenzaba a desesperarse, sabía que cada segundo que pasaba, Melody corría peligro y si no se daba prisa la perdería para siempre. Estaba llegando al final del pasillo, a los últimos salones. Corría desesperado. Iba tan preocupado y tan distraído por sus pensamientos que no se dio cuenta de la persona saliendo de uno de los salones,, cargando un montón de folios. No lo notó hasta que chocó y vio cómo el cuerpo femenino chocaba contra la pared y después caía al suelo, al igual que él. En medio de una confusión y una lluvia de hojas de papel, escuchó al fin la voz que había imaginado durante todo ese tiempo. Esa voz que había soñado que algún día pudiera hablarle a él.
---¿Estás bien? – Preguntó la chica con notable preocupación.