Narra YoungJae:
Tengo
que ser un buen actor, mostrarme un poco más maduro, serio y también un poco
distante; ¿Qué más puedo hacer?...
Soy
uno de los mejores detectives de Corea, aunque tal vez también uno de los más
mentirosos al tratarse de su familia. Desde hace dos años no los veo, o al
menos no de cerca pues en algunas ocasiones desde muy lejos, de lugares en lo
que ni se imaginan que estoy los he observado… esto me hace sentir muy sucio y
en cierta forma me hace sentir como los maleantes a los que he perseguido
durante todo este tiempo; tal vez el estar tanto tiempo con ellos si me ha
cambiado de una forma y me ha hecho mala persona.
No
sé cómo podré verles a los ojos sabiendo que les he ocultado muchas cosas; soy
Detective y la razón está en que no soporto ver que algunas personas dañen a
otras, en este trabajo trato de atrapar a aquellos que dañan sin piedad para
poder proteger a los indefensos, pero mi trabajo es muy peligroso y no solo
para mí, sino para todas las personas que se relacionen conmigo; he ahí el
porque me aleje de ellos por estos dos años.
Soy
uno de los mejores en mi trabajo por lo que he sido encubierto en varias misiones
sobre todo para atrapar a bandas grandes; el hecho de que soy muy joven sobre
todo para poder lidiar con estas personas no me ha frenado pues creo que es más
importante la inteligencia y la rectitud. He tomado muchas precauciones sobre
todo de mis datos personales y los de mi familia así que si alguno de esos
criminales intenta buscar algo sobre mí solo encontrará mi mensaje en el cual
les advierto que les perdonaré nada que le hagan a personas inocentes; pero además de proteger a los
ciudadanos y a mi propio país también tengo que proteger a mis seres más
queridos y es por eso que he mantenido todo esto en secreto y tuve que hacer
todo ese drama que viaje a Estados unidos para capacitarme mejor para mi
próximo trabajo aquí en Corea; solo tengo 22 años por lo que no sería fácil
para mi papá saber en lo que me he metido; si fue duro para él aceptar que no
sería su sucesor en la empresa y que en vez de ello me dedicaría a lidiar con
personas malas y peligro no me quiero imaginar cómo se pondrá al saber que he
estado al borde de la muerte en más de una ocasión.
Tantos
secretos, tantas apariencias y tantas cosas que quisiera decirles sin embargo
estoy aquí en frente de este edificio sin siquiera tener el valor de entrar y
en cierta forma enfrentar mi drama personal sobre lo que les he ocultado sobre
todo porque para ellos soy una persona buena e intachable; una persona en la
que podrían confiar plenamente… no sé cómo mirarlos a los ojos… no sé cómo
evitar que se den cuenta o de decirles lo que realmente ha pasado; quiero un
mejor país uno en donde las personas no sean dañadas y puedan andar libremente,
ver a esos pequeños y pequeñas crecer en un lugar donde no corran peligro… ¿Eso
es malo?
Tal
vez suene tonto e hipócrita pero debo pensar en el bien de mi familia y de mi
país; odio las mentiras pero si para lograr mi propósito tengo que hacerlo lo
haré; me convertiré en un mentiroso aunque eso también conlleve que tenga que
alejarme lo necesario de mis seres queridos… “mi padre, mi tío y mi pequeña”.
Al
estar frente al departamento que ocuparé durante algún tiempo; coloco mis
maletas en el pasillo pero ahora me hacen falta las fuerzas para tocar el
timbre, así que coloco mi dedo cerca del timbre cierro los ojos y comienza la
cuenta regresiva…. 5…3….1 y por fin toco el timbre al momento de abrir los
ojos. No mucho tiempo después salió mi padre, de quien pude notar una gran
alegría por verme y mismo que me recibió con un fuerte abrazo quedando así
algunos segundos; poco después pude ver al Tío Sebastián quien ya había metido
las maletas al departamento quien seguido de ello me dio un apretón de manos y
me dio un pequeño abrazo dándome la bienvenida. Pero aún no veía a Khiara así
que comencé una búsqueda con la mirada hasta que por fin la vi cerca del comedor.
La
muy tonta no me había recibido así que me acerque a ella; ¿Se encontraba en las
nubes? Decidí interrumpirla y le comencé a despeinarla mientras le salude con
un:
–
Hola mi pequeña…
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