El chico saltó la cerca de alambre sin mucha dificultad. A
lo lejos comenzaba a escucharse el sonido de una patrulla. No se preocupó, pues
tenía una cómoda ventaja sobre la policía. Aún si los vecinos hubieran
sospechado y llamado a la policía, era cuidadoso y no dejaba ningún detalle sin
atender que pudiera delatarlo.
Caminó por las calles oscuras, metió las manos en los bolsillos
de su chamarra, intentado cubrirse un poco del frío. Después de quince minutos
caminando llegó al bar en donde había dejado estacionada su motocicleta. A
pesar de ser un barrio peligroso en donde más tardaban en colocar alumbrado
público que la gente en robarse los focos, un lugar donde todas las casas tenían
protecciones en puertas, ventanas y en donde desarmaban en tiempo record los
autos; la ostentosa motocicleta negra estaba tal y como la había dejado, sin un
rasguño siquiera, era respetado. Todos sabían lo peligroso que era meterse con
alguien como él.
Hizo una seña de despedida al dueño del bar, se subió en su
motocicleta y condujo a toda velocidad a su casa.
Estacionó la motocicleta y subió las escaleras hasta su
departamento. La luz de la sala seguía encendida.
Abrió la puerta y el hombre sentado en la mesa del comedor
se levantó al ver entrar al muchacho.
---Won Sik. – Dijo el hombre de mediana edad.
---¿Qué haces despierto? – Contestó el chico mientras tiraba
las llaves en la mesita que había cerca de la entrada.
---Yo, sólo, no tenía sueño. – Contestó el hombre. El chico
pasó de largo junto a él y se dirigió a su habitación. Cerró la puerta tras de
sí. Casi ignorando la presencia de aquel hombre que tanto odiaba. Se dejó caer
en la cama y colocó las manos bajo su cabeza.
Miraba el techo imaginando cómo sería su vida cuando hubiera
terminado de pagar la deuda. Jamás volvería a ser el mismo, eso lo sabía muy
bien. Sus sueños se habían ido en el mismo momento en que decidió pagar esa
deuda que no le correspondía. En el momento en que decidió resolver los
problemas de alguien más.
Pero aún quedaba una pequeña luz de esperanza en su corazón.
Porque cuando todo acabara, sería libre, al fin. Quería irse lejos de todo, de
todos, y comenzar una nueva vida. Dejar atrás su pasado y tratar de ser feliz.
Tratar de recuperar esa paz que hace años no sentía.
---Sólo uno más. – Se dijo a si mismo antes que el cansancio
lo venciera.
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El lujoso auto se estacionó enfrente a aquel viejo edificio.
El chofer se dio prisa en abrir la puerta trasera. Un hombre de unos cincuenta
años bajó con elegancia. Vestía un traje fino y fumaba un puro. Caminó hasta la
entrada donde dos hombres de presencia imponente, se hicieron a un lado para
dejarlo pasar. Un chico delgado caminaba junto a él, sosteniendo un pesado
maletín negro.
Caminaron por un largo pasillo hasta llegar a una elegante
oficina. Cualquiera que viera la apariencia exterior tan deteriorada del
edificio, no podía imaginar siquiera la elegancia del interior.
El hombre se sentó pesadamente frente a un lujoso escritorio
de madera. El chico que lo acompañaba, su asistente, le leía todos los
pendientes y deberes de ese día. Una voz femenina a través del interfon,
interrumpió la lectura del chico.
---Señor Park, Ravi está aquí. – Una sonrisa amplia se
dibujó en el rostro de aquel hombre en cuanto escuchó el recado.
---Excelente, hazlo pasar. – Después de eso, hizo una señal
a su asistente para que saliera de la oficina. El chico hizo una reverencia y
salió. Pocos segundos después, un joven alto y de mirada dura entró en la
oficina. – No te esperaba tan temprano. ¿Cumpliste con lo que te pedí?– Dijo el
hombre aun sonriendo.
---Nunca falló. – Se limitó a contestar el joven. Arrojó un
collar con un pequeño dije negro que parpadeaba, sobre el elegante escritorio.
---Y por eso es que te doy tantas oportunidades.
---El siguiente – Dijo el joven con voz dura. El hombre se quedó
viéndolo algunos segundos, inspeccionando su expresión. Se dio cuenta que el
joven hablaba en serio.
---¿Se puede saber porque tan pronto?
---Es el último.
---Lo sé. – Contestó el hombre asintiendo. – Aunque la
oferta sigue en pie. Sería un placer si decidieras trabajar en mi humilde
empresa. – Había un rastro de sarcasmo en la voz del hombre. Se hecho a reír a
causa de su propio chiste.
---Nunca más. –Se limitó a decir el joven.
---Es una lástima, pudimos lograra grandes cosas con mi
cerebro y tu…talento. Será difícil remplazarte, pero que se le va a hacer. Un
desperdicio. - El hombre usó el interfon para llamar a su secretaria. – Sheyli,
cariño ¿Podrías traerme el último…expediente?
Segundos después, una chica con un vestido corto y entallado
entró en la oficina. Le entregó un folder al hombre. Al darse la vuelta para
irse, su mirada se encontró con la de Ravi. Ella le sonrió y él se limitó a
voltear el rostro. Las chicas como ella, le revolvían el estómago. Chicas que
usaban su cuerpo para su beneficio, que se vendían al mejor postor, detestaba a
ese tipo de chicas.
El hombre le entregó el folder con una odiosa sonrisa en su
rostro. El joven le arrebató el folder y salió de ahí sin decir otra palabra.
Entre menos tiempo estuviera en aquella repulsiva oficina, mejor para él. Metió
el folder dentro de su mochila y partió son un rumbo fijo.
Uno más, sólo uno más. Se repetía a sí mismo.
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Condujo alrededor de una hora para llegar a un parque
abandonado, su refugio. Nadie lo molestaba, no había nada que le recordara su
miserable vida, era el lugar en donde podia desconectarse de todo y fingir que
era un chico normal de 20 años.
Se sentó en una de las banquitas y observó alrededor. Todo
se veía tan hermoso, tan pacífico.
La mochila negra descansaba a su lado. La curiosidad no
invadió, no es que fuera así siempre, a decir verdad nunca leía los expedientes
más allá de la información necesaria, dirección, horarios, nada más. Sentía que
si leía más de la cuenta podría llegar a sentir pena al llevar a cabo su
misión, tal y como le sucedía con los primeros. En determinado momento decidió
convertirlos en objetivos, deshumanizarlos, sólo así podía hacerlo. Pero está
vez quería saber, quien sería el último en la lista, aquel que en el momento en
que dejara de respirar, lo liberaría.
Sacó el folder de la mochila. De repente una foto cayó del folder,
se agachó para recogerla y al darle la vuelta se quedó completamente
paralizado.
La fotografía mostraba a una chica joven, sonriendo, estaba
sentada en la banca de algún parque.
El chico abrió el folder totalmente confundido y comenzó a
leer la información.
Nombre: Melody Evans
Edad: 24 años
Desesperadamente dio la vuelta a la hoja, buscando algo más,
pero no había nada. A parte del nombre y los datos básicos, no había más. ¿Por
qué su jefe querría desaparecer a alguien como Melody?
Necesitaba una explicación.
Con los objetivos anteriores nunca necesito de una
explicación o cuestionar al menos la decisión de su jefe. La mayoría eran
hombres que no podían pagar las deudas, o personas que sabían demasiado, en una
ocasión tuvo que encargarse de un policía encubierto que no fue lo
suficientemente listo.
¿Pero porque una chica? ¿Por qué una chica como ella? No podía
imaginarla como alguien que tuviera algo que ver con los negocios de su jefe,
ni siquiera tenía la apariencia de una consumidora. ¿O acaso sería todo parte
de una broma?
Necesitaba respuestas. Guardo todo en la mochila y se
dirigió hacia aquel edificio que tanto detestaba.
Won Sik jamás se había sentido tan confundido como en esos
momentos. Su mayor deseo era que todo fuera solamente un error o una mala
broma. Después de lo que le pareció una eternidad, llegó a su destino.
Los hombres que se encontraban custodiando la entrada del
edificio, se quedaron viéndolo perplejos pero lo dejaron pasar.
Corrió hasta llegar a la oficina de su jefe, en donde entró
impetuosamente. El hombre sentado detrás del escritorio volteó a verlo y una
sonrisa sínica atravesó su rostro.
---¿Qué sucede? – Preguntó el hombre con un tono de voz
increíblemente tranquilo.
---¿Qué significa esto? – Preguntó Won Sik levantando el
folder. Sólo hasta ese momento se dio cuenta de que no estaban solos.
---Ravi, que gusto verte de nuevo. – Habló un chico sentado
de espaldas a la puerta y de frente al escritorio. – Volveré después. – Dijo
dirigiéndose al hombre sentado frente a él. Después se levantó y se dirigió
hacia el chico parado detrás de él. – Espero que nos veamos pronto.
---P.O – Susurró Ravi a manera de saludo.
---Aún tenemos asuntos pendientes. – Contestó P.O con una
sonrisa descarada. Ravi se limitó a
dedicarle una mirada de fastidio.
P.O al igual que Ravi eran “cazadores” como su jefe los
llamaba. La diferencia es que P.O Había llegado ahí por su propia cuenta, a
diferencia de Ravi, él había elegido hacer esto con su vida. No era secreto que
no se soportaban. P.O era descuidado e impulsivo, Ravi por otro lado era
cuidadoso y no cometía errores. Entre ambos había surgido una rivalidad difícil
de sobrellevar. Ravi buscaba mantenerse alejado de las provocaciones, su
principal objetivo era poder cumplir con su promesa y largarse de ese lugar
para siempre. P.O esperaba sólo el momento perfecto para atacar.
DIOS! De verdad que quedé ao-gi hweoñg auew con el capítulo. NO manches en todo momento me imagine a Ravi todo malote y eso es lo que más me impacto jaja y P.O *-* DIOS de verdad que necesito que escribas más rápido ya quiero saber lo que ocurrirá.... además porque a ella(? NOOO me van a matar :/ Jaja bueno espero que no lo hagas de manera tan dolorosa... vale? jajajja [prefieron que me mates en el fic a que lo hagas porque espero capítulo y no lopubliquees heee <> SHAE chocolatita y en lo personal me pareció que has agregado lo necesario *-*
ResponderEliminarEmpezaré por los fallitos...
ResponderEliminarLo que más veo es que usas los mismos sustantivos varias veces, si le dieras más tiempo a buscar sinónimos te enriquecería la narración y sería mucho más fluida.
Pequeñas cosas como algún acento que se te ha escapado y poco más. Mi consejo es este, al terminar un capítulo leételo como si no lo hubieras escrito tú, piensa que eres alguien más. Verás como te das cuenta al leer de los pequeños detalles que se te pueden pasar al escribir.
Lo bueno es que las emociones y la curiosidad de Ravi las has plasmado muy bien, la intriga estaba en el aire y eso atrae al lector.
Me ha gustado muchísimo que comenzaras con "el después" es decir, cuando el prota, en este caso Ravi, ya se ha planteado dejar ese dañino trabajo.
Y bueno, esta es mi crítica y mi humilde opinión^^